Solo tú sabes.., que iniciando el otoño,
acordonado en tu cabellera rubia,
recorrí la blanca nieve que eterna
tiende a depositarse por siempre
en la cima de mi único deseo.
Recorrí tus aguas, hecho hoja..,
hoja de otoño a la deriva de tus corrientes,
de tus aromas, de tus suaves pendientes.
Te envolví en capullo y te engullí dentro
para digerirte luego con la sangre que me alimenta
y hacer de ti, la savia que sustenta
de nuevos brotes a la nueva tierra.
Te vi agua y te bebí…
Gota a gota, te bebí.
Te hice una con la lluvia,
y te esparcí en el cielo
de mi investidura
para llevarte por siempre
más allá de las postrimerías de mi letra,
más allá del alba, de las colmenas,
de los azahares y las madreperlas,
donde anida tu alma intacta
de tan simple, de tan bella.
Solo tú lo sabes.., lo se,
y ello es para mi,
que lo sepa el universo…
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