miércoles, 30 de octubre de 2019

La clase baja...


La clase baja cuando sube, asoma la clase media baja.
La clase media baja cuando sube, asoma la clase media alta.
La clase media alta cuando sube, asoma el golpe de estado.
Y así van votando los ciudadanos, ni inocentes ni víctimas, hasta que se suicidan socio políticamente. Porque creen poder alcanzar y conformar la clase alta, y la programación que los conforma conlleva a una transformación en cuanto a la valoración de los derechos sociales. Pasan a ser parte del estado de terror institucional. Terror a que les descubran todo lo que han defraudado en impuestos para alcanzar ese auto-empleo que los confunde creyéndose empresarios, financistas o nobles. Terror a perder los panes que guardan bajo la almohada. A que se descubra en alguna frase su origen de clase baja. Pasan del tablado a la ópera con olor a fritura y temen ser descubiertos. Reniegan de su origen porque solo preservan el rencor o la envidia por no haber tenido dinero en su niñez, eso de pasar penurias, y conforman en lo material el único y válido motivo de vida. El resto son estructuras necesarias para conformar un estatus social.
Inevitablemente, sino ellos sus hijos, volverán al comienzo porque no hay espacio para alguien más en clase alta…el planeta es acotado y no se trata dinero, era cosa de poder. El dinero, ya sin valor alguno, abunda en el Mundo y es banal, ordinario. Se trata ya de tener, violencia, guerra, mentiras y traiciones…poder. Tener poder y tener en base al terror, la explotación del medio, la esclavitud… formas modernas de las antiguas tan repudiadas hoy día.
Cuando la clase media-baja sube, debe arrastrar a la clase baja. Ser mucha clase media. Las clases bajas son el carbón de las calderas de las clases altas. La clase media es la que les transforma el carbón en riqueza pero también es la oportunidad de encontrar el punto medio. No quiero lo tuyo…deseo tan solo no vivir con la amenaza que un día vengas a por mí con tu violencia. Te dejo lo tuyo…solo deseo la mujer que amo, el atardecer que me arropa, los tiempos de compartir conocimientos, las caricias, ser respeto por ser tolerante, amable. Te dejo tus riquezas, tus materiales, avances científicos, el sexo desenfrenado, las drogas, las armas, el tener respeto por ser intolerante, criminal. Pero no te basta porque estás enfermo, adicto a la violencia y al poder irracional. Matas tan solo por placer, robas por ambición, violas por posesión… estás enfermo.
Hay que vacunarse contra éste virus… encontrar el antídoto. Tal vez sea tan evidente que no nos enteramos. Tal vez todos formemos parte de esa colmena siendo obreras creyéndonos con capacidad de autodeterminación; o tal vez debemos dejar de querer ser virus, entender nuestra dependencia al confort, pasar el mono… volver a vivir sin la sangre del mundo sobre nuestros hombros y poder mirar a los niños de frente porque seremos coherente.