jueves, 16 de octubre de 2014

Ni titulo

Quise enloquecer para abortar realidades
me hice ciudadano de a pie
y me atropelló el desquicio.
En una avenida estática, la gente
esperaba ansiosa sin presente
a que la vida se repitiera,
como cada lunes, cada fiesta,
cada vacación, cada cumpleaños,
hasta cada muerte que los sorprende.
Cinco líneas trazaron en mi mente
las curiosidades del ayer de siempre
y se abrió un ápice de nube espesa
bajo el cielo de mi poca cordura.
Cuatro Cristos saltaron de sus cruces
uno por cada punto cardinal,
para cada objetivo uno,
para cada invento uno,
y los miles detrás, que de ello parasitan.
Los cuentos bailan en sus coronas
sobre la espesura de sus crueles historias
que en los pobres rostros en blanco,
se hacen lirio o de lirio, y más blanco,
por sobre la blanca tela que los cobija
todo se mueve hacia el mar que crece
o tal vez sea el mar que viene
y todo yace muerto, estático…
a la espera de ser por los abismos lamido.
Un insomne camina dando tumbos
contra cada pensamiento que en vilo,
mantiene su sombra en pie
apoyada contra la luz de la una vela.
Lanzo letras que se estrellan sobre el papel
no se como, pero hasta allí llegan,
así como tampoco se, como nacen las estrellas.
Solo quise enloquecer para abortar realidades,
me hice ciudadano de a pie
y me atropelló el desquicio…

martes, 14 de octubre de 2014

Desde que
comienzan a estirarse las sombras,
hasta cuando encogen:
y también en el tiempo aquel
en que no existen...
la vida, aquella toda,
persiste.
Lo sabemos...
Mar y tierra lo sabemos,
río y piedra, verde y fuego...
Solo aquellos que comprendemos
que no hay tiempo impuesto,
que tan solo el fin
se aproxima al comienzo,
que no hay nada más ficticio
que lo impuesto como cierto...
Hay una mujer que me mira
y repite una misma frase
ante mi evidente asombro.
Es una mujer...
no podía ser de otra manera.
Absorbiendo la luz a las pupilas todas
y quitando protagonismo
a la vida misma; logra,
caminar sobre las aguas
del mar de la humana tristeza,
sin humedecerse siquiera.
Ya mis dos Pablos
me advirtieron de ella...
Una mujer que no mira,
ilumina...y no camina,
devora cada sendero de vida.
Mujer intuida pero no adivinada.
Mujer de guerra sin metralla,
con la ternura por cimitarra,
en tallo de algarrobo
la flor más preciada.
Propietaria de su destino
e inquilina de tiempos ajenos
a propia voluntad e inteligencia.
Una mujer firme sobre sus huellas
que regala al viento su aroma de libertad.
Hay una mujer que me mira
y repite una misma frase
ante mi evidente asombro...
¡Papá, soy yo!


Mañana
me recostaré sobre la Luna
para aliviar mi osamenta
que la gravedad de tu recuerdo
aquí en la Tierra
lleva a plomo...
Un suspiro es suficiente
para regarte en el ahora
y basta una brisa
para escucharte decir
te quiero.
El universo
copió tu esencia
y condenada a repetirte
se diluye mi existencia...