lunes, 30 de marzo de 2015

Retorno a la tinta...

Hoy retorno a la tinta…
El blanco ojeaba matices desde ayer
por el rabillo de su negro ojo,
la arcilla se coló entre mis uñas
resecando el enjambre de ideas
y claudicó ante la humedad de la espera.
El amor rozó la cumbre de la nostalgia
y los mártires cayeron de nuevo en pecado.
No había luz, no era necesaria,
los sueños no caen a pedazos
por falta de miradas,
solo se evaporan enredados
en el humo del vapor del mate
o bajo alguna mirada que pasó
por la esquina de algún recuerdo.
Algún perro rebota contra la nostalgia,
lame alguna gota de frío
y retrocede ante una sombra
que hace de perrera.
Los tonos se retuercen ante la luz
y los matices se estremecen al ver las sombras.
Las líneas se rascan el lomo como renglones
y los volúmenes juegan a las escondidas con la arcilla
que ya me habló de cansados días, pero nadie hace nada.
Las teclas están allí…
y la pantalla del ordenador
gimiendo colores y arábigas grafías;
y ella siempre está, no se queja…
Y la vida sigue,
por mas que los matices duerman,
los claroscuros se retraigan ante la incandescencia,
o los volúmenes jueguen a las escondidas con la arcilla.
La vida sigue…
y se acorta.
Si supiera que se suicida tal vez pararía…
Pero sigue.
Y todo aquello aún no dicho
me retuerce las entrañas.
Hoy vuelvo a las letras,
porque allí estaban las teclas
dispuestas siempre a tolerar
la siesta a los empíricos elementos...
yo no tengo ese tiempo
y si algún día
acabara su gris pantalla
está la arena de la playa
que lamida por la salitrera líquida
me regala el infinito
para que yo me explaya...