viernes, 19 de diciembre de 2014

Lejos...

Me siento lejos
cuando pienso en ti
y me pienso junto.
Me aproximo
me hago aliento
y recuesto mi aroma
a tu cuello.
Nado en tu voz
revivo en tu palabra
y es tu mente
que me repinta
hasta el alma.
Me siento lejos
cuando pienso en ti…
me pienso junto
voy…
y no se
si regreso…

domingo, 14 de diciembre de 2014

Hoy duermo...

Hoy duermo tras el cansancio
de una boca que bosteza...
el alma que convoca deidades
y la sangre que implora presencias.
Algún cautivo timonel
se obliga a dar regata
y compite a sales sus entrañas.
Desahucia su alma
a pura competencia,
y de llegar primero
deja el camino a ciegas.
En puerto ya,
una lágrima se desorienta,
debió caer al mar
y ya no haya complacencia...
Veo a diario a los muertos morir,
a los que nunca recorrieron llegar
y a los llegados no comprender
siquiera en donde están...
Una llaga en la mano
acusa el soporte realizado,
la caliza estructura
avisa en crujiente
y la voluntad
subyace en escombros...
Entonces,
simplemente,
duermo tras el cansancio
de una boca que bosteza...
el alma que convoca deidades
y la sangre que implora presencias...

Olé...

Olé....

De tierras de albero
arranca tu cabello
desenterrado como raíces
de ese mismo suelo.


Así tus ojos,
arrancados de su cielo
y que el cajón aún reclama
juntos a las seis damas
que cuelgan del fino cuello.

Las suelas afirman a golpes
al empedrado pavimento
y palmas acuden a la memoria
donde supieron de chasquidos
afiladas puntas de acero.

Las callejuelas inquietas
aprietan hasta el aliento,
y el pasado entre adoquines
salpica historias y cuentos.

Yacen todos empapados
de música, cante y fogueo;
sombras que se entremezclan
con tradición y toreo,
modernidad y medioevo.

De sal y azúcar
el aire que encuentro,
repitiendo hasta el hartazgo
las contradicciones todas
de mis varios tiempos.

No se si ando o si navego
sus calles cuando deambulo
entre sus fauces, sus entuertos,
entre su verdad y su claroscuro.

De albero y rojo granate,
sol y sangre, toro y cante,
río y arena, tradición y leña,
la Sevilla que siempre sueña
retornar a su vieja huella…

Añorando aquella estrella,
que tragó un día el Guadalquivir,
retornándola en ti
pa’cabar con la querella,
que entre Triana y Sevilla,
eres tú la más bella…

Desapareció un día...

Desapareció un día
aquel septiembre de mi ventana
y se hizo abril de tardía alabanza
en pastizales de otras áreas.
Llovía entonces otra noche vieja,
olía a caramelo y algodón;
al azucarado algodón
que de niño ansiaba tanto…
Cuan tanto y cuanto tiempo,
y así entre calendarios
el amor continua cantando
sus viejos tonos y adagios.
Arpegia aún viejas sonatas
varias fugas y cantatas
que escuchó en algún teatro.
No se si alguien más
ahonda las postrimerías
de aquella ultima lágrima mía
que abatió cadenas en sonrojadas siluetas,
de cuando apóstoles y Davides
rondaban las fabulas abiertas.
El tiempo habita bajo cada traste
y no se acopla a ninguna parte.
Los vientos silban cadenas de arpegios
que no hacen más que ahondar criterios.
Sabia locura la ignorancia de amar…
ignorancia y locura cuánto que comulgar.
Sabia cordura la inocencia de amar…
cordura e inocencia cuánto que amalgamar.
Hipócrita imagen la que del amor nos da
como producto o limosna esta vieja ciudad.