domingo, 14 de diciembre de 2014

Desapareció un día...

Desapareció un día
aquel septiembre de mi ventana
y se hizo abril de tardía alabanza
en pastizales de otras áreas.
Llovía entonces otra noche vieja,
olía a caramelo y algodón;
al azucarado algodón
que de niño ansiaba tanto…
Cuan tanto y cuanto tiempo,
y así entre calendarios
el amor continua cantando
sus viejos tonos y adagios.
Arpegia aún viejas sonatas
varias fugas y cantatas
que escuchó en algún teatro.
No se si alguien más
ahonda las postrimerías
de aquella ultima lágrima mía
que abatió cadenas en sonrojadas siluetas,
de cuando apóstoles y Davides
rondaban las fabulas abiertas.
El tiempo habita bajo cada traste
y no se acopla a ninguna parte.
Los vientos silban cadenas de arpegios
que no hacen más que ahondar criterios.
Sabia locura la ignorancia de amar…
ignorancia y locura cuánto que comulgar.
Sabia cordura la inocencia de amar…
cordura e inocencia cuánto que amalgamar.
Hipócrita imagen la que del amor nos da
como producto o limosna esta vieja ciudad.

No hay comentarios: