Hoy, que los días de lluvia no me mojo…me lluevo. Que el
dolor no me sorprende…lo duelo; y la noche no es un final de día, porque no es
la luz mi miedo, ni por verme o no verlo. Hoy, que las repeticiones se repiten,
las palabras no me consuelan…que alcanzo lo inalcanzable y no alcanzo nada, que
hablo desde el saber con la convicción de la ignorancia más absoluta porque sé…
La luz asoma y espera mi sonrisa, el beneplácito de mi existencia, la agonía de
las horas que asechan la vida y que buscan aplacarla, encerrarla cual cotidiana
madriguera… la luz asoma y yo en ceguera.
Mi hermana, la muerte, que ya no espera…acompaña… este mar de violencia
acompaña, mar de muertos, niños muertos acompaña, porque no es ella asesina, es
tan solo muerte y avergonzada transita junto a los asesinos que somos…de los
que se muere de pena…porque hasta a la muerte hemos bañado de violencia…Dante
quemaría su infierno, por ingenuo. Hoy, que los días de lluvia no me mojo…me
lluevo. Que el dolor no me sorprende…lo duelo; y la noche no es un final de día,
porque no es la luz mi miedo, ni por verme o no verlo... ¡Lo veo!…Nos veo…
muere hasta la poesía ante lo Humano que veo, dejo el alma sobre el estiércol y
voy hueco, desarmado y seco. Es tanta la ignorancia cómoda, el dolor infligido,
la avaricia devoradora y el materialismo…que se confunde el amor con el tengo.
Me pidió la muerte que la matase, ella no sabe de suicidios… la llevo a tomar
unos vinos, hacer memoria y buscar nuestros reencuentros…