martes, 16 de enero de 2018

Ayer

Miremos con amplitud. Si entre millones de personas hay solo un rey…porqué siempre certificar que la minoría tiene la razón, cuando votamos en sistemas que proponen lo opuesto? Porqué no pensar que es más lógico que se equivoque uno y no millones. ¿Acaso es más valido saber quién ganó la guerra a comprobar quién quería participar en ella? (No sé si se han dado cuenta pero quienes las propician no participan en ellas). ¿No son acaso las mayorías las que no desean participar?

¿Es posible que con un solo clik de mi teléfono móvil pueda mover miles de euros pero no pueda emitir un voto? Acaso no podría votar por internet o líneas móviles el 99% de la población mundial esté donde esté, en lugar de seguir jugando a las mayorías numéricas engañosas del 70% del electorado que es en realidad el 34% de la población.

Ayer vi una publicidad que promovía un producto de maquillaje que ayudaba a corregir el rostro de la mujer con tonalidades… Corregir: “1. tr. Enmendar lo errado.” Me pregunté qué era lo que estaba errado…

domingo, 14 de enero de 2018

Un segmento...

Un segmento de cincuenta y cinco años, un segmento que llaman tiempo.
Iniciado en ninguna parte para llegar a ningún lugar, simplemente para nadar en el pensamiento, analizar las extremidades de las circunstancias e intentar comprender lo incomprensible.
Aún continúa éste tiempo, transcurriendo, sin poder comprender esa necesidad de que se repita y de manera incansable, la evidente sensación de hastío por haber alcanzado a comprender que ese inventado lapso de algo no avanza si no logras que sea el amor la energía que lo impulse, que tan solo se estira o se engorda, permaneciendo en el mismo estado de vegetación espiritual… la quietud universal, el estanco cósmico…eso que llaman muerte y que algunos entienden por esclavitud u orden social.
Cada vez más parecidos a todos, por lo tanto, a ninguno; conformamos una masa predecible, temerosa y servil, que somete su existencia por el miedo al miedo. Inventamos luchas dentro de la pasividad más aborrecible, somos revolucionarios de la involución, diseñamos ideales con cadenas de grafito, reconocemos en pantallas de plasma los derechos que ayudamos violar en nuestro día a día, somos participantes activos de la nada ciberespacial…
Hemos inventado ésta sociedad de la que pretendemos huir y buscamos a los culpables de ello… como si fuésemos inocentes víctimas de poderes infernales… a merced de voluntades sobrenaturales, cuando el único poder sobrenatural es la voluntad de elegir y en ello, es cuando verdaderamente podemos ser.
Con nuestros miedos, comodidad y confort… somos el mal del que tanto despotricamos. Nos negamos porque la verdad es inaceptable para lo que se considera un ser racional, una inteligencia envidiable. ¿Qué ser inteligente destruiría el medio que habita y que le permitirá preservar eso que se piensa es uno de los pilares de su existencia, la tan defendida preservación de su especie? ¿Qué de amor tiene robarle al hijo su futuro, cuando enarbolamos la paternidad como algo sublime y lo máximo cuando buscamos medir el amor? Mucha mentira hipócrita para intentar que pase desapercibida… por lo tanto solo resta generar espacios virtuales que nos permitan existir en la conformidad de creernos protagonistas y válidos.
Hablo desde la estructura cúbica europea que es a la que por educación pertenezco, es decir, a un doce por ciento de la humanidad. No quita que haya aprendido y comprendido, escuchado y analizado, y visto con horror, que lo más increíble es que la mayoría del resto de la humanidad pretende pertenecer a esto que llaman occidentalización, primer mundo o sistemas de confort y que produce su tercermundismo, su hambre y miseria.
Y esto que llaman tiempo transcurre o lo hacen transcurrir para que creamos que llegará la felicidad de la mano de la esperanza… pero eso será mañana, o en el lugar aquel que no es éste, por obra y gracia de los Señores.