martes, 29 de julio de 2008

Asimétricas

Las ilustradas metas han coincidido en tiempo
al menos en su razón de ser
cuando nos damos cuenta que ya fueron realizadas.
El árbol crecido habita alguna parte de mi jardín,
el libro escrito acompaña las sombras de un ropero
y dos hijos campean por un Sur que dormita...inquieto.
Así y todo, sólo la poesía no cesa de sorprenderme.
La que ayer procedía del esfuerzo mágico
del hilvanador de melodías del alma,
hoy, tan solo emite sin filtros acústicos.
Me asombra por infinita, interminable y eterna,
me asombra por solemne y desapercibida,
me asombra por no ser vista y muchas veces, ni oída.
Y me asombran más aún, quienes la creen extinguida.
A pesar de todo ya poco me asombra...
será tal vez, la pérdida de la espectativa,
el saber que ya no hay misterios
y que solo el cerrar los ojos produce sorpresas.
Ya ni el amor me asombra, con el que convivo,
hace ya mucho tiempo, a la sombra de una sonrisa.
Y de las pocas cosas, me asombra si,
la capacidad de generar dolor y la capacidad de ignorarlo,
la tanta violencia y la tan poca cordura,
la falta de felicidad me asombra,
así como la falta de caricias en una noche de luna.
Me asombra la agonía del que muere
y la felicidad del que agrede, del que presume de su avaricia.
Y así y todo, creo que ya pocas cosas me asombran.
Será tal vez, que he comprendido algún día,
bajo las nubes del camino, que de asombrarse poco queda
cuando se sabe, que sólo es una la violencia,
solo es uno el odio, solo es una la intolerancia,
solo es una la avaricia y el desamor.
Ya después de uno conocido, poco asombra ya, su repetición.
Así como es uno el amor, que cuando se lo hace muchos,
es para dar lugar al antónimo, que carece de otra forma, de sentido.
Ya son pocas cosas las que me asombran,
ni siquiera éstas letras, que en días de asombros,
borraría del blanco mudo, simplemente por asimétricas...