No solo un fallecido está
muerto… los olvidados de sí mismos, aquellos que se sustituyen permanentemente
por arquetipos en fondo o forma, los mimos de la cotidianeidad, los avariciosos y codiciosos, los subyugados o dogmatizados, los fanáticos u obedientes
serviles, los que aman desde Shakespeare o anhelan desde Hollywood… ellos
también fallecen desde si mismos, por sí mismos. La creatividad, que es la esencia de la vida
misma, que no es tan solo un instante sino más bien una constante; ella es la
eternidad mientras la repetición es la dilución del yo en el magma del mundanidad.
En los afanes mundanos de la juventud eterna no hay más que muerte anticipada…