martes, 25 de marzo de 2008

Formas expresivas...

Difícil es al agua,

reconocer el placer de un baño de inmersión

o de lo angustiante, de haber conocido la sed.

Porque es ante su ausencia o sola presencia,

que todo esto acontece.

Difícil lo será, de igual manera para el Hombre,

reconocer la violencia.

Porque es ante su presencia, que toda ella acontece.

Los cuantitativos en la violencia, son otro absurdo,

otro invento moral que se conforma con los más o los menos.

Desde entonces, que se nos cataloga de buenos o malos,

en lugar de malos y no tan malos.

Realmente ha de ser, el Hombre,

el animal mejor domesticado.

Amenazado hasta el post mortem,

obedece los dictámenes de una moral narcisista

que insulta la semántica más pura.

Desde que se ha confundido la opresión que aprovecha la ignorancia

y se la ha llamado religión, creando poderes violentos,

que se encubren en el amor a su propia soberbia y ambición;

se ha llegado hasta a justificar a la violencia…por actos de fe.

El agua no sabrá de seco, por que ella es su opuesto

y dónde ella esté, su opuesto desaparece.

Así como el Hombre, que dice saber de no violencia...¿Cómo poder creerlo?

Si desde que somos niños, solo con la violencia se nos conforma.

La violencia es violencia toda ella; sin más o menos,

mayor o menor, justificada o no justificada, de una u otra forma.

Vivimos en un medio violento..,la naturaleza lo es;

por más que no convengamos con ella,

pero compartimos mismo predio.

Y tal vez y hasta sin pensarlo mucho…

Tal vez la violencia en si misma, autista, enajenada de entorno..,

no sea mayor amenaza.

Tal vez y en realidad, sean la ambición material y la intolerancia,

las que generan la violencia irracional e imparable. Una violencia destructiva.

Nacer es un acto violento y de allí en más, un compañero de camino.

Llegará el día, que hasta el agua genere desiertos.

Más no por ser agua, sino por haber sido contaminada por el Hombre

y más que dar vida, solamente quemará cual ácido. Y la seguiremos llamando agua.

Igual la violencia, que ya ni es eso…y ni siquiera eso.

Han cambiado ante nuestros ojos las premisas fundamentales y no nos damos cuenta.

No es la violencia.., es el desamor, el desengaño, el consumo, el confort…

El vil imperio del tener. La pérdida del individuo.

Siempre tendemos a buscar lo que hay o lo qué provoca algo.

Olvidamos lo que no hay, que genera la peor de las angustias.

Tanto estamos al tener que solo pensamos en lo que tenemos.

¿Y lo que somos?

Somos el único ser capaz de sonreír y que ya no sonríe.

Somos el único ser racional y vivimos de pensamientos condicionados.

Somos el único ser capaz de amar y vivimos en el desamor.

Somos el único ser capaz de crear a conciencia y vivimos de lo impuesto.

¿Que podemos pretender del ser más inútil del Universo? ¿Del más domesticado animal, del más colonizado?

Se vive en una angustia existencial en donde nada satisface, nada colma el alma, nada llena, nada…nos hace ya sonreír. Y es cuando el parir se torna escupir y nos sentimos escupidos en un Mundo que nos aborrece. Que nos aborrece por que no estamos dentro de sus cánones de belleza, o de sus valores clasistas, colores de piel y hasta pensamiento. Y así…como aquí…hasta el verso se hace lineal.

Y el Hombre jamás dejará de ser violento y nunca dejó de serlo.

Y el agua dejará de ser agua, como la violencia… que ya ha dejado de serlo. Así como el Hombre que ya no es más que un producto, un elemento, un instrumento de un sistema que se gobierna por sí mismo, ha transformado a la violencia, en vacío destructivo. Una especie de materialización de su estado interior, en actos destructivos. Un muestrario visible de su interior... Y es que ya no es capaz de hablar, escribir, leer, pintar, cantar…es decir, expresarse. Esta nueva expresión del Hombre que llamamos violencia no es más que la nueva historia del arte de este siglo, el soporte de la nueva forma expresiva del Hombre moderno. Claro que no cotizará en galerías, por ello no figurará como arte. Pero no deja de ser una forma expresiva de la realidad espiritual del Hombre moderno.