jueves, 10 de julio de 2025

Recuerdo cuando me levantaba amando la vida

 

Recuerdo cuando me levantaba amando la vida…sin miedos, porque el miedo es síntoma de duda. Cuando no le agregaba excusas ni compromisos para darle un sentido y la amaba por ser ella misma. Porque las esperanzas podían ser quimeras,  pero siempre dejaban lugar a la duda...¿Y si pudiera ser? Así la lucha se consolidaba válida y necesaria, el camino se hacía inmenso y amable, las desilusiones encontradas se restaban a las que sabía iba a encontrar y potenciaban la fuerza de la ilusión, el avance. Una vida de quimeras  que a modo de excusas nos impulsaban a avanzar. Entendí que dos bandos no era el sistema, que imponer ideas tampoco, que competir era siempre perder porque dejaba de aprender del otro en la acción sorda de solo ganar lo mío…y que mi pensamiento tenía la misma validez que el pensamiento ajeno, más allá de rótulos o autoridades adjudicadas a dedo. El Sol asomaba todas las mañanas pero no para decirme ¡Sigue mis sobras! Lo hacía mostrándome el Mundo para yo beberlo. Y así entendí el conocimiento. No satisfacía mi necesidad de pertenencia, sumaba a mi potencial deductivo. Por ello he andado mucho y con muchos, y de los muchos los más diversos posibles, porque es la diversidad lo que enriquece el conocimiento, desde una actitud amable y de entendimiento, poniéndome hasta en los zapatos ajenos para entender y acumular sentimientos. Y ya llegando al final, sé que convivir o verlo todo es un imposible, por lo que supongo que aquello que llevo es con lo que me permito expresar mi sentir. Y ya la vida no me enamora, solo algunas veces me asombra… Me despierto esperando ver a mi compañera de camino, a sabiendas que no hay un mañana mejor, tan solo un ahora absoluto y es esa compañía, elegida, la que transforma lo poco que queda en lo mucho que aún se puede hacer en el minúsculo espacio de nuestra existencia… ya la genética decidirá el camino del saber…he aprendido a confiar en la ascendencia y dudar de la descendencia. Entendí también que las religiones todas sufren el mismo error imperdonable de prometer paraísos en lugares inexistentes post mortem, cuando se vive en el único paraíso existente y por no perder su poder no actualizan y detallan el primer y fundamental pecado capital: No contaminarás el planeta ni transformarás para tu único beneficio ningún ecosistema existente. Si lo hicieran…hasta se justificarían y validarían. No es que se deje de amar la vida, es que se aborrece a la raza humana.