jueves, 30 de abril de 2009

Mañana compleja

Ya relevado por la incoherencia,
dejo a la muerte el tiempo para comprender.
Supongo que para algo deberé utilizar ese tiempo,
que en definitiva, será mi estado eterno...
esta vida es un pequeño viaje.
Desde el punto de vista de los demás, uno es uno
y desde el propio punto de vista, uno es todo...
es decir, incompatibilidad de perspectivas.
La diferencia real está en el concepto del todo.
Ya que el verdadero problema está en los que creen
que el todo, vuelve a ser uno.
Parecería un juego de palabras,
sin embargo es una llave en el camino.
Yo soy el todo, bajo la premisa que el Mundo pasa por mi,
lo veo por mis ojos y sus defectos,
lo entiendo por mi razón y sus obstáculos,
lo interpreto con mi capacidad y sus limitaciones.
Esto hace, que todo lo que para mi existe,
que no es otra cosa que el Mundo, sea mi creación.
Ahora bien, esto es el uno que es el todo y funciona en el uno.
De allí a pensar que ese todo funciona y existe por éste uno...
hay una gran diferencia. Esto lo comprende mejor el artista.
Un cuadro, visión del uno, muy dificilmente llegue a ser
la misma visión para el todo (esto sucedería seguramente si no hubieran explicaciones al respecto).
El todo funciona y existe por si mismo, es un caosmos que generan
los uno que lo componen. Y no es solo sociedad, es Planeta y Universo.
Dentro de esta plusvalía de los uno, hay concordancias
y se generan las "verdades"...y ahora que lo pienso,
no he alcanzado a concordar con ninguna.
Doy mi apoyo a Alberto y su relatividad. Y dentro de ella,
solo subsiste la tolerancia.
No la tolerancia panfletaria o política. Una tolerancia conceptual,
mediante la cual se confirma el concepto de saber que uno es el todo,
pero que el todo no es uno.