lunes, 28 de octubre de 2024

Debemos tener claro,

 Debemos tener claro, que más allá de lo que los niños aprenden de las redes, amigos, colegio, tv, etc., es nuestra actitud ante la vida lo que conformará la base de su crecimiento. Ese personaje que aún sin hablar correctamente, observa y escucha permanentemente, está alimentando su disco duro desde nuestros actos, valores y actitudes ante la vida. No podemos culpar al mundo circundante de las acciones de los niños, dejando de lado la nuestra presencia dentro del mismo, sería el peor de los errores. No me cabe duda que somos su primera opción de aprendizaje y lo demás, una alternativa…como que si no hay pan te conformas con lo que haya sobre la mesa para llevar a la boca. Hoy en día el niño es víctima de la falta de nosotros mismos, que no sabemos quiénes somos, carecemos de individualidad, no sabemos ser autoridad a menos que nos la den, no defendemos lo que amamos pero si lo que tenemos, no tenemos convicciones tan solo ambiciones, no hemos dejado de ser hijos queriendo ser padres sin saber por qué y tan solo si el presupuesto lo permite sin privarnos de nuestro falso poder de compra. He interactuado con niños en el mismo epicentro de la desgracia y nunca ha faltado una sonrisa que esperaba una mano tendida desde la que impulsarse hacia nuevos horizontes…si no la tendí, no puedo culpabilizar al medio que habitaba. Los niños nunca son el problema, en todo caso son los espejos de nuestras miserias.

Pensaba que partiría queriendo regresar

Pensé en irme con ganas de volver... ahogado en tanta violencia irracional y vergüenza, acepto un billete de ida. Tal vez regrese y piense que me voy... Anclame a la eternidad con tu sonrisa cada vez que el amanecer te abraza... Yo... y sólo tú, acariciaré tus latidos al ritmo de la nostalgia. . . . Conozco el viaje desde que nací, pero... pensé en irme con ganas de volver.

Fijar un objetivo y avanzar

 Fijar un objetivo y avanzar hacia adelante, nos permite obviar todas las demás dimensiones y ampararnos en la simplicidad. Irónicamente, el terror al envejecimiento, ese intento de la perpetuidad de la juventud para vivir más y mejor, nos lleva a vivir menos y peor… y es que fijar un objetivo y avanzar hacia adelante, nos permite obviar todas las demás dimensiones y ampararnos en la simplicidad de aquello que no es otra cosa que ignorar...o ignorancia.

Hay un submundo que delira

 

Hay un submundo que delira desde los intramuros establecidos ya desde los sapiens. Afuera, se trituran las demás existencias con maquinaria pesada a modo de compost para alimento de los protegidos. Un ciclo perverso que empapado de ignorancia en ambas partes, satisface a un sistema cimentado en la mentira colectiva, la información condicionada, la posibilidad de lo imposible, la droga de la competitividad…y las demás drogas. La escena de tener a un animal enjaulado a nuestra voluntad, darle de comer una vez por día y seguir devastando a sus congéneres fuera de la jaula y sentirse  merecedor de una imagen  de bondad y de aquello que llaman Humanidad (que aún hoy no entiendo qué significa), se repite en los extramuros, con otros Humanos, animales, insectos, árboles, plantas… Devastaciones, genocidios, contaminaciones, expolios… todo para el bienestar del intramuros. Un espacio tan mentido, hipócrita y pervertido, que llega a creerse exento de las consecuencias de sus acciones dentro del TODO que supone este planeta que habita… no se puede uno imaginar ignorancia más extrema. Hay un submundo que delira desde los intramuros establecidos ya desde los sapiens…