Vivo

Vivo
a sabores y a sabiendas
porque estoy aquí, vivo.

Vivo desde el no saber
desde la inconsciencia pura
de no saberlo
y por ello vivo.

Vivo sin destino
de línea y no de segmento
vivo.

Vivo,
sin ojos en la espalda vivo,
con las manos abiertas
con mi saber sin tu sentencia, vivo.

Vivo
en la escucha, vivo,
en la sonrisa del niño
vivo…

Vivo
a sabores y a sabiendas
porque estoy aquí, vivo.

Cómo no...

Cómo no grafiar ante quien se atiborra matando sin vacilación, a pura avaricia y afanoso de poder.
Cómo no matizar empastes ante quien hiere a la belleza más absoluta que de mujer se viste para ser nosotros y mis cimientes.
Cómo no virar al rojo cuando se lo desprecia al niño, cuando se lo utiliza y vende, manosea y pervierte.
Cómo no prosear al grito ante la masacre de inocentes por esas cosas que ni animales y que se realizan desde la misma malicia.
Cómo no vibrar ante tus ojos que de azules desvelan mis noches a la espera que el alba los enjuague en mi mente.
Cómo no empuñar la pluma cual cimitarra cuando los niños imploran por su porvenir ante la sorda mirada de las bestias inmundas.
Cómo no llorar tras cada coma cuando un niño muere sin que alcance a comprenderlo y que no alcanzo a gritarlo porque no lo he visto o tan siquiera intuido.
Cómo no cambiar el pincel por la punta seca ante tanta mentira grosera, tanta ignorancia vomitiva y tanto imbécil suelto.
Cómo no virar a mí, dejando al cuidadoso y delicado sujeto, al despistado y condescendiente ciudadano, cuando me hierve cada segundo que existo ante tanta hipocresía tácita e indiscutible, cuando ya no hay sombras para parar el vómito de fuego que arde a ceniza, cuando es la muerte tristeza porque bosteza un niño y nace, sin saber entre quienes…
Cómo no al grito cuando los sordos hacen maestrías de hipócritas.
Cómo no desaprender si son los aprendidos los que empuñan el fin…

Si a los asesinos se les llama guardianes de la paz mundial…
Si la intolerancia alcanza lo absurdo negando mi complemento vital…
Si el niño es producto, herramienta o esclavo de las miserias…
Si se sacrifican miles para que sobren las sobras de unos pocos…
Si son tus ojos las compuertas por donde corren mis venas…
Si ya los jóvenes piden futuro y los niños suplican por aire…
Si muere el niño antes de saber qué fue de ser grande…
Si mentir es lícito, traicionar es lógico e ignorar aceptado...
Si solo ambicionar vale, tener tan solo se ambiciona y cosas tan solo se tienen… 

¿Cómo no empuñar el grafo cual lama a modo de lanza desesperada, en busca de hurgar por sangre donde tan solo metal se esperara?
¿Cómo no amar tanto hasta que de amor muera el desencanto?
¿Cómo no empuñar el grafo cuando piden guerra a sabiendas que es la guerra, para las bestias, un atajo?
¿Cómo no estar… cuando soy por los que no están, desaparecidos por los que no los han dejado estar y que los han hecho eternamente estando?

Si lo único que puedo es amar…cómo no amar tanto hasta desaparecer ante ti, porque seremos juntos una sola verdad…

¿Cómo no ser arte cuando queda un niño detrás, llora una mujer o nos imponen la soledad?

Rodeado de aprendidos,

aprendientes y aprendedores;

alego ignorancia absoluta,

error inminente e indiscutible,

equivocación magnánima…

declarándome en errata evidente

e inclinándome ante la ferviente masa

que se adentra al cenit cual civilización excelsa.

¿Qué puedo tener de cierto yo,

tan uno..,  

tan agujero, tan solo y hasta inválido,

de cuya valía se cuestiona

por no valer en el mercado de la moda?

La plenitud consciente es a las mayorías

que acompasando sies al unísono

marchan a mismo ritmo, color y evangelio.

Para éstos, sentirse libre al saberse presos…

libres del miedo a ser,

del peso de la  autodeterminación libres,

de responsabilidad moral o de credo, libres.

En el hospicio del control, libres del miedo…

Rodeado de aprendidos,

aprendientes y aprendedores;

alego ignorancia absoluta,

error inminente e indiscutible,

equivocación magnánima…

declarándome en errata evidente

e inclinándome ante la ferviente masa

que se adentra al cenit cual civilización excelsa.

Ante el horror quiebro el corazón a fuego,

fundo lágrimas en calderos de viejas almas

y regando vetustas lápidas

con primaveras de ceibos,

aplaudo la demencial sátira

para no morir degollado

por los siniestros ciertos,

que marchando procesionan

portando como estandarte

un porvenir ya muerto.