lunes, 14 de septiembre de 2015

Cuando la prosa acumula estancos

Cuando la prosa acumula estancos
y el aire resuena en el recuerdo,
se descuelga la vergüenza del disimulo,
cae de bruces ante al evidencia
y ni la moralidad acude a pisotearla.
Era al sur, repugnante bestia,
que hicieras explayar tus demencias…
era al sur y eso te agusanaba la existencia.
Hoy los prados de las moras, los cerezos y arándanos,
tiemblan ante la resonancia de los pasos de aquellos
que has llamado refugiados ilegales…
¡Si! Ilegales bestia, así los has rotulado…
ya, hasta sin recursos lingüísticos quedas, bestia.
Vas comprando a precio de oferta
lo que ya tus prados no cosechan, bestia.
Ya ni el norte has podido dejar de flagelar
con tu virulenta sed de poder, bestia.
No ha pasado una generación bestia,
de la última venta de sobrevivientes,
y repites a desespero tu oferta de cuero.
Ya no les miras los dientes bestia,
te basta con sus curriculums…
Si te vieras bestia, lo pobre que eres,
lo ilegal que eres ante la vida,
refugiándote del miedo a que se descubra tu pequeñez.
Vuelves a errar bestia; no son refugiados…
son revolucionarios, re evolucionando
y van a por ti bestia, sin pedir permiso,
sin miedo ya a morir bestia…
No tienen ya que perder,
no son adictos al tener,
le has quitado todo bestia…
y te has equivocado.
Pareciera que brotaran de todas la fosas comunes
que has regado por todo el planeta, bestia.
Brotan y germinan, bestia…germinaron
y con solo el andar te andan buscando
y con solo las letras te van aniquilando,
con solo su mirada te van evidenciando.
Cuando la prosa acumula estancos
y el aire resuena en el recuerdo,
se descuelga la vergüenza del disimulo,
cae de bruces ante al evidencia
y ni la moralidad acude a pisotearla,
por que agoniza la bestia
bajo la hoz de la palabra,
la pisada de la dignidad
y el poder de la conciencia.