miércoles, 11 de octubre de 2017

Entre el vivir diariamente luchando por alcanzar las consideradas necesidades básicas actuales de subsistencia que necesita una persona (que no es miseria, la llaman pobreza) y el vivir obstinado por aumentar el porcentaje de derroche material más allá de lo ya excesivo (lo que llaman primer mundo y que no es necesidad, es consumo), hay una diferencia que abruma… la sonrisa. En los primeros es la credencial cotidiana de identidad y en los segundos es parte del paquete de objetos perdidos.