Me sumerjo,
abro la puerta e ingreso
Descubro,
así como en el puente aquel día,
la oscuridad amiga
el silencio hermano
La solemnidad de la nada más real
que es el yo sin coreografía.
La lluvia de palabras invade el pergamino…
Las ordena el alma y las peina el camino,
aparecen sobre el blanco y hablan.
Así como sobre el asfalto aquel día de puente…
Puente entre dos instantes;
se sumergió, abrió la puerta e ingresó
aquel que por allí venía.
Lo ordenó el alma, lo peinó el camino,
y quedó dormido también sobre el asfalto.
Aparece hoy sobre el blanco y habla,
habiendo dejado el cuerpo
y portando tan solo el alma…
A sabiendas que es ello y tan solo ello,
lo que pudo retornar al blanco y habla…