martes, 31 de octubre de 2017

Flaco...



Si hoy es día para pedir un deseo, al menos una vez démoslo por escuchado, al Flaco no se lo llora, se lo canta. ¡Por lo menos hoy, canten! Que ni Alfredo, ni Tabaré, ni Alí, ni Violeta, así como tantos otros no se van, los olvidamos… 

Hoy cae inevitable, la sotana, la portabilidad de bueno, de agradable o manso… para el rebaño añejo.

Hoy cae de jeta por tanto dolor y hastío. 

Hoy cae un telón de fuerza, una camisa de marca de acto primero, de opera de tonta ilusión.

Hoy cae toda simpatía ante la empatía del que se ha apartado de la carne y se encaramó al grito eterno del amor a la vida… a la vida justa, honesta, sana, digna, de HOMBRE. 

Hoy cae el telón porque somos cantores sin cuerdas ni lonja, no vamos necesitados de palmadas o quimeras, porque nos basta la arena húmeda para dibujar primaveras, porque lloramos ante la partida del soñador y nos hacemos armadillos ante el olvido del otro soñador.., del argentino.

Porque lloramos ante el niño, nos desgajamos ante la injusticia y nos diluimos como alcohol etéreo ante la violencia demencial… evaporándonos para no engendrarla. 

Porque no necesitamos pancartas para sentirnos activos, ni luces para saber cuándo arrancan las bestias a saciar su sed de poder.

Hoy salgo, salimos, junto al flaco y todos nuestros muertos, que mueren igual que mueren todos, solo que aquellos otros mueren en el olvido bajo el peso de sus tesoros. Que la verdadera vida comienza cuando el cuerpo desaparece, la más longeva, la más expandida, la eterna, la gloria verdadera… el amor que se deposita en cada nota, cada letra, cada sílaba de paz, cada lágrima compañera…cada luz de primavera…cada flaco desalambrador de almas nuevas.