jueves, 24 de abril de 2008

Ironía del buen samaritano...

Detrás de cada historia hay un autor.

Detrás de cada autor hay una historia;

que es al fin y al cabo… la que escribe.

¡Si conocéis a alguien objetivo,

haced el favor de indagar

en dónde se le colocan las pilas!

Así quienes abusan de su índice,

para confluir su pobreza espiritual en un solo punto…

pero siempre en el otro.

La vida se les transforma en un sacrificio constante.

Todo es difícil, todo es problemático, poco es satisfactorio…

Y este poco, refiere a satisfacciones superfluas:

comer, contar dinero y gastarlo, beber, moverse constantemente…

o bien, condecorarse eximios moralistas, patrones de la justicia,

obedientes ciudadanos, generosos repartidores de bienes propios…

es decir, compran toda la bisutería ciudadana,

para salir a la moda de su malograda inserción social,

y no toparse con lo que son; que sería,

tener que convivir con ellos mismos…concientemente.

Buscan confundirse entre los espiritualistas,

copiando formas y hasta figuras, en un intento de humanizarse.

No se permiten siquiera de alhajarse con sus dineros,

prefieren adoptar una imagen de humildad, que en realidad,

es la conciencia de saber que lo material, es su verdadero valor.

Es fácil verlos,

Cambian de amigos como de abrigos,

De ideales como de moneda

Gustan de llenarse de dinero pero les da vergüenza mostrarlo

Confunden lípidos con pensamiento

Necesidad con utilidad

Amor con conveniencia

Contrato con pareja

Ser con tener

Siempre hablan como pidiendo perdón.

Utilizan permanentemente frases hechas

Y lo que es fundamental…siempre se les queda debiendo algo.

El Mundo les debe algo…El Universo les debe…

Y es sencillamente por que se deben a ellos mismos, el ser auténticos.

Que el problema no es ser una cosa u otra

el problema es mentir lo que se es.

Y todo esto, por que me han sugerido,

que me arrepentiré de ser como soy…

dicho éste, que ya pasados los dos tercios de lo que será mi historia,

lo tomo con un intento de invasión,

de atentar sobre mi soberanía.

Y es que ser como soy, me ha costado un gran trabajo…

Ser como creen que debería ser, sería tener que ser,

como pretendieran que yo debiera ser

cada colonialista espiritual que me topara en el camino.

Eso no es otra cosa, que un micro imperialismo.

Y es que todo debe estar dentro de sus cánones de vida,

de sus códigos morales y estatutos de forma propia;

porque saliéndose de ellos, cabría la posibilidad

de mostrarse como son,

y en este caso no sabrían qué hacer,

con tanta mentira histórica.

Hay quienes necesitan permanentemente que les digan

”qué buena persona que es”;

Para ello siempre llevan la bandera de la dadivosidad,

un engaño que sólo cumple con colmar vacíos propios

pero que no refieren a al simple acción de darse, de brindarse.

Y como dijo mi amigo el poeta de la Patagonia

No hay que agradecer, cuando lo que se recibe,

esconde lo que estamos dando.

No te están dando nada, cuando el dar,

tiene como objeto el recibir,

y siempre lo que te dan, es más costoso

pero de menor valor de lo que reciben.

Se acepta el canje, porque es divertido,

pero no se cae en creerse la deuda…

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