jueves, 24 de abril de 2008

La estación del tren de la vida

Transcurrirán las horas

confeccionando días

así como las órbitas, estaciones,

abultando cronologías…

Y no seguiré aquí

y tal vez en ninguna parte,

estando en donde más tiempo estaré

y seguramente haya estado.

Regresaré a la forma

en la que he permanecido

más tiempos.., la de ausente,

al menos para esta dimensión.

Mi pasar..,

un instante en la esfera de su tiempo;

mi estancia casual.., no recuerdo

haber comprado este boleto.

Mi partida..,

bastante causal,

como lo ha sido el devenir

del constante andar.

No sabemos ni el tren,

ni el día ni la hora,

ni siquiera algo sobre el recorrido

o la duración o el asiento.

¿Cómo no vivir entonces,

devorando cada momento,

en una estación superpoblada

a la espera de un tren,

que nadie sabe cuando parte..?

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