lunes, 14 de diciembre de 2015

Las tres Natalias...

Canto a la desalegría,
la desazón del pié derecho
cuando izquierdo comienza
y de bruces lleva al cuento,
que chasquillado contra el cemento

recuerda subterchillidos de dictaduras.
Canto a la libertad del invento,
de la creatividad pura
de la palabra que hoy conoces
y comprendes si haberse jamás
presentado a tu intelecto.
Hablo de desaprender
para limpiar a transparencia,
los tumores enquistados
en mi pobre intelecto.
De ayer…haré cuento…
no prosa ni poema…
De ayer, de las tres Natalias,
haré simple recuerdo de lo ocurrido.
De ayer queda la ceniza,
las astillas hendidas a mí,
que siempre y de alguna manera,
quedan…
El recuento de minusvalías evidentes,
de la mediocridad del Hombre ciudadano,
del poco amor del despistado.
Del ayer de las tres Natalias,
quedará por siempre
la pluma cual puñal en mano,
el verso cual mortaja de amor,
y la vena abierta de mi ser,
potenciando tu eco Eduardo,
ardiendo lavas de lucha,
volcán eterno de las tres Natalias,
epicentro en mi alma,
lloro anticipado de Mario,
bandera única del poeta
que engalana sus lágrimas
a flor de perla, a luz de amor,
a valor de madre,
a fuerza de Hembra,
de las tres Natalias,
cualquiera de ellas…

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