viernes, 14 de agosto de 2015

El arte y las tecnologías...

Hace poco rozaba mi oído un comentario en ronda de opiniones…

“Hoy día, con esto del Internet y los avances tecnológicos, ya cualquiera es un buen fotógrafo, un buen escritor, un analista…ya no se sabe quién es mejor o qué es o no bueno…”

No abrí la boca. A mi entender, su problema en realidad era que no había quién le manejara las riendas y por ello, se encontraba muy perdido. Dentro de mi poco saber y haber aprendido, aplico un criterio muy primario: Si me sé no escuchado, me doy por no entendido.

Pero en éste espacio, quería decir que por mi parte, es una alegría que esto ocurra ya que demuestra que seguimos vivos.

No hay competencia en el Arte (la competencia se da entre técnicos que como bien dijo Picasso “la diferencia entre un pintor y un artista es que el primero pinta lo que vende y el segundo vende lo que pinta”; y por ello es tan perseguida en su filosofía, ya que si llegara a la conciencia social, el neoliberalismo dejaría de existir.

Para mi no hay un vino mejor que el otro. Está aquel que más me gusta.

No hay mejores artistas que otros. Los hay diferentes, con los cuales concuerdo o no, y sea tal vez con los que no, con aquellos que más crezco (lo que me lleva a la crítica constructiva). Como pintor, nunca reafirmé una luz con más luz, siempre fue con la sombra.

Creo que ésta proximidad a las tecnologías y su fácil manejo, adiciona valentía al ser ante la opinión pública en la permisibilidad de animarle a expresarse con más facilidad. Esto ha puesto en evidencia que hay más “alma” de las que creemos y que basta un corredor para generar una estampida.

Lo que queda claro es que el desafío no es enseñar arte, es concientizar que son capaces de crear arte por que el primer sentido, la primer razón de existir del arte es el ser Humano y TODOS, nacemos siendo generadores de ARTE. Es decir, expresión pura libre de todo interés específico y ajeno, que es en definitiva el niño o un ser libre intelectualmente.

Volviendo a mi esencia Ignóstica, desaprendan y acepten todo lo que el mundo les de tamizándolo a través del propio juicio crítico. Una vez establecido el propio criterio, escuchen al resto y analicen. Comparen y sean abiertos a las objeciones que no hay mayor riqueza que esa. Sean ante todo humildes cuando se vean en el error, no hay mayor perdida de tiempo que la intolerancia o la irracionalidad. Pero nunca dejen de lado la propia intuición para sustituirla por cualquier afirmación ajena, sea ésta o no, universalmente compartida. Hoy con la física cuántica hasta las matemáticas están en duda...

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