jueves, 13 de agosto de 2015

Del miedo

¿Cómo poder discutir sobre la existencia de Dios sin antes saber del miedo?

El miedo no existe en el niño, es enquistado por el adulto. Por ende, es un parásito, una aplicación externa, una programación para la reclusión de la voluntad.

Quién piense que el miedo es básico para la formación del individuo, debe comenzar entonces por comprender el significado del juicio crítico antes del miedo.

El miedo es el carcelero primario. Por más conocimiento que se pueda adquirir, el miedo condiciona al ser. No hay religión sin miedo. No hay sociedad sin miedo. No hay imperialismo sin miedo. No hay autoritarismos sin miedo. No hay doctrinas sin miedo. No hay educación son miedo (al menos hasta ahora). Una de las “formas” comunitarias que no contempla el miedo es la cultura (lo que no quiere decir que no somos la cultura del miedo), por ello tan perseguida y camuflada…mentida diría yo. Bajo la forma de cultura y educación se esconden los poderes más perversos de conformación de conciencias maleables, manipulables y útiles para un sistema que vive del individuo.

Por ello es que el miedo apadrinando al NO, ejercen la primera maniobra de poder terrorista sobre el individuo. Hay que dejar de tenerle miedo a las palabras. El miedo y el NO, son instituciones firmemente instaladas en los sistemas educativos que deben ser nuevamente analizadas. Si veinticinco años más tarde, te exigen ser innovador, emprendedor y autosuficiente…¿Dónde quedan el NO y el miedo? ¿Qué sentido tienen? ¿Que tan emprendedor, innovador, precursor puede ser un individuo formado en el NO y el miedo? ¿Será que ya tanta mentira institucionalizada permite hasta mentir el significado de las palabras sin generar reacción alguna en el receptor? ¿Qué miedo!

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