domingo, 10 de marzo de 2024

Pensé en esperanza ...

Pensé en esperanza y, como siempre, busco primero el verdadero significado de la palabra, que generalmente no es el mismo que el uso que se le da en el habla cotidiana. 

Esperanza, RAE. Estado de ánimo que surge cuando lo deseado se presenta como alcanzable. 

Valor medio de una variable aleatoria o una distribución de probabilidad. En el cristianismo, virtud teologal por la que se espera de Dios conceda los bienes que ha prometido.

Me pregunto si al final una persona esperanzadora no es una persona cruel, lo que por definición de la palabra roza lo inhumano. (Crueldad: inhumanidad, ferocidad mental, impiedad). 

Parece que quien habla de esperanza, más que abrir un camino, desarrolla una realidad virtual donde se nada en el delirio de confundir probabilidad con certeza. Esto estupidiza, atonta. 

La esperanza ha sido más, un arma de somnolencia colectiva, que una fuerza generativa. Ampliamente utilizada por las religiones, que abrazaron la fe como pariente cercano, conforman un estatismo colectivo. 

Hoy estoy más tranquilo, porque siempre me han criticado por no ser esperanzador con mis trazos, y esto tal vez se debe a que existen desde la humanidad y no desde el arquetipo socialmente aceptable... y quién no quiere reconocer al Humano desde la realidad de sus acciones...que tenga esperanza. 

Por otro lado, creo que el deseo es un disfraz de egoísmo que abraza al yo supremo con alas angelicales. La tendencia, es buscar hacer realidad los propios deseos, desde la premisa equivocada de que son universales...y el propio deseo es tan personal que sólo un acto totalitario podrá alcanzar la supremacía de su existencia...a menos que sea en la más pura soledad del ser, porque amigos míos, la diversidad es lo único que dignifica al Humano.     


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