viernes, 1 de abril de 2016

Me llora el alma cada vez que decido amarte...

Me llora el alma cada vez que decido amarte,
me resuenan en el corazón, los niños todos,
canjeados por vacío contenido de imbécil continente.
Busco regalarte una sonrisa en arca vacía
disecada de vientres hinchados, llantos gratuitos,
moscas en ebullición y partos contenidos.
Busco recorrer tu piel sin pinchar la mía
con los espinos tejidos para ningunear el hambre
mientras llenamos tripas con sintético alimento
y proclamamos longevidad sana y digna.
Quisiera besarte sin aroma a sal sin hedor a hiena,
volver a niño o pasar a autómata ciudadano,
es que la muerte ya baña los ruedos de mi andar,
cubre las huellas que dejo y aplasta todo intento de respirar.
Quiero amarte y lo hago, quisiera desparramar mi amor en ti
y se vuelca en agujeros que hacen las atrocidades humanas
en el cuenco de mi alma que regurgita pesadillas.
No amo los grises pero me atropellan a al entrada de tu boca
y no cortejo llantos pero me ahogan cuando pienso en bañarme en ti
y cada vez que intento amarte, abro la puerta y entra la mugre,
el hedor a muerte y la avaricia envuelta en ignorancia voluntaria.
Amo vivir y por ello muero al querer amar,
si vivir es ver morir de qué sirve tanto querer amar…

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