martes, 3 de junio de 2025

Recordar la historia

Recordar la historia es perpetuarla historia. La historia se transmite sí, pero más con las acciones cotidianas que con el recuerdo.

La historia asimilada es presente. Cuando a tus actos los conforma tu historia deja de ser historia y es presente constructivo. Los niños no aprenden de lo que cuentas que ocurrió, con eso elaboran probabilidades de vida, cuentos propios o fantasías. Algunos tan solo acumulan datos si es historia técnica. Aprenden de lo que haces, porque entienden que lo conforma tu historia. Así es que la historia del miedo prevalece a la historia de la valentía, que por lo general, son historias de otros que contamos como nuestras... nos apoderamos de valentías ajenas y nos empoderamos valientes… pero poco tiene que ver con los que somos día a día.  Por ello hay tan poco mártir y tanto cuentacuentos. El cine satisface a los que viven del miedo porque los transporta a creerse protagonistas de la valentía  y el deporte hace vencedores a los fanáticos seguidores, que son perdedores en lo diario. Recordar la historia puede ser un engaño si no es presente activo en tu ser cotidiano.       

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