jueves, 11 de octubre de 2018

Entendí que era uno cuando

Entendí que era uno cuando conocí al dos. Pero siempre acepté que tal vez dos no se sintiera uno por mí, por lo que deduje que tres sería imprescindible para dos y por lo tanto también para mi, ya que sin dos ser uno, no lo sería tampoco yo. Conocí el Espacio y las ciencias y sentí el infinito de los números, la grandeza de la diversidad y uno perdió sentido puesto que es utópico sin el resto de los valores, debía al menos existir un dos. Vi que no había arriba o abajo, ni dos extremos. Que el blanco y el negro no son opuestos sino necesarios…y entendí el verdadero significado de uno cuando comprendí que en realidad no es más que el todo. Pude entender que los números son secundarios ya que solo cuentan, que conceptualizan lo lineal, que no hay uno más que el otro sino consecuciones en escalera. Pude ver desde lejos la complejidad de uno y al verlo tan pequeño y tan inmenso, comprendí que el amor prevalecía ante el uno o el dos. Porque el amor no enumera ni suma ni resta. El amor es el uno con la conciencia de ser todos, es la totalidad, es todos los números. Donde no hay dos o tres, ni más ni menos. Donde la vida no se desplaza hacia atrás o adelante, desde arriba a abajo o de izquierda a derecha. Es donde la vida se potencia en si misma. Donde aparece el agujero negro de las energías de las almas y abre nuevas dimensiones. Es la energía sublime, la maximización del potencial Humano. Es donde el número pierde sentido ante la magnitud del sentimiento.

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