jueves, 1 de febrero de 2018

Rótulos...

No hay nada más desacertado y discriminatorio que las titulaciones o rótulos. De la mayor de las injusticias y de las razones de la tristeza del Humano. Suponemos que un nombre define algo con características específicas cual cosa impersonal. Un vaso por ejemplo. Los verbos definen acciones también específicas. Pero sin considerar que dichas acciones son llevadas a cabo por seres diferentes cuyo nombre no los describe o identifica. Cuando escucho decir que no se encuentra el amor, o que mi mamá no fue una mamá… debo preguntar si el amor o la mamá son tan solo lo que las definiciones detallan o tal vez sean acciones humanas o humanos que se caracterizan por ser individuos únicos e irrepetibles. No pueden ser globalizados. 
Vamos en sentido de las tiendas de perfumes o de las demencias de la TV. Del amor lo fundamental es poder reconocer cuando el otro te ama y que lo hará a su manera. Seguramente no sea como tú lo haces, y es eso lo sublime del amor. Tu amor solo puedes darlo porque es tuyo, te identifica. No recibirás nunca tu amor, sí el amor del otro. Es que el amor es una acción de complementación no de exigencia. No es un espejo, eso es narcisismo. El amor no se busca, se encuentra, porque nos sorprende por desconocido. Igual la madre y todos los demás rótulos, que no es más que una mujer individuo y única. No existe un canon madre, por ello tanto huérfano circunstancial. No somos cosas y al querer serlo, solo somos intolerantes productos colocados en góndolas de supermercados, fracasados en el mero intento de recibir.

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