Se disuelven las lápidas
ante el obseso canto
de la empuñadura que asoma
tras la magra sensatez.
Una historia tonta
y mal escrita,
espera a la sombra que no asombra
ni por imprevista o ya vista,
bajo el título de “mañana”.
Aquello que otrora se llamó esperanza
hoy viste tutú con zapato de suela,
bebe te de Taiwan y se hace selfies.
Sin pasamanos la escalera se empina,
la gravedad se agudiza,
y el ketchup lo salpica todo.
Una rata roe una miga de amor
que dejó una galleta de abuela
desde el olvido del estorbo.
Hasta lo más extraviado
suena a poesía…
¿quién se atreve a una verdad
que no sea popular?
El Hombre a dejado de nacer
las madres no dan a luz,
esperan a la sombra que no asombra
ni por imprevista o ya vista,
bajo el título de “mañana”
producen prototipos.
Se disuelven las lápidas
ante el obseso canto
de la empuñadura que asoma
tras la magra sensatez.
ante el obseso canto
de la empuñadura que asoma
tras la magra sensatez.
Una historia tonta
y mal escrita,
espera a la sombra que no asombra
ni por imprevista o ya vista,
bajo el título de “mañana”.
Aquello que otrora se llamó esperanza
hoy viste tutú con zapato de suela,
bebe te de Taiwan y se hace selfies.
Sin pasamanos la escalera se empina,
la gravedad se agudiza,
y el ketchup lo salpica todo.
Una rata roe una miga de amor
que dejó una galleta de abuela
desde el olvido del estorbo.
Hasta lo más extraviado
suena a poesía…
¿quién se atreve a una verdad
que no sea popular?
El Hombre a dejado de nacer
las madres no dan a luz,
esperan a la sombra que no asombra
ni por imprevista o ya vista,
bajo el título de “mañana”
producen prototipos.
Se disuelven las lápidas
ante el obseso canto
de la empuñadura que asoma
tras la magra sensatez.
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