viernes, 13 de noviembre de 2015

No pienso siquiera al salpicarte al negro

Ayer acaricié una traza de tu aroma

Que se descolgó inerte

Desde el ala curva de una gaviota

Que abrazaba al viento para comprenderme

Cada vez que asoma el sol

Justifico estar en el frío cemento

Y al apañarme la Luna

Apruebo toda la sal que curtió mis deseos

Nada es mas pobre

Que las palabras ordenadas

En tiempo y formas que no condicen

Con el amor que trina claveles

Cuando apaña un antojo

No hay mesura en el hombre auténtico

Como no hay pecado en la mujer enamorada

Solo el odio y el mal pueden pensar

Que tras la voz de una mujer

Puede haber el aliento de una bala

Solo el mal puede dibujar

Muerte en una brisa de palmera

Verás, ya no sostengo la memoria

Al salpicar de tinta la fibra plana

Que intenta hacerme olvidar que muertes verdes

Tantas muertes verdes han de sucederse

Para aparecer ente mi lecho

Sudando resina de cementerio

No pensemos que todo muere

Cuando el final es un comienzo

No se puede ser tan ruin

De pretender ser siempre

El propósito de todo devenir

Cuando las lagrimas ocupan el tiempo

Que otrora decorara la sonrisa

Se alzan las bestias a respirar hediondas

La eses de sus mediocres ideas

Ayer salpicó mi mejilla

Un azul que bordaba lienzos

Ya dormidos en madreselvas

No compro pólvora porque sé

Que llevo al amor cual arma de guerra.

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