domingo, 21 de diciembre de 2014

Diálogos en el éter con el yorugua anexo...

Diálogos en el éter con el yorugua anexo...

"Hermano Marzio y amigos todos, porque con seguridad lo somos, desde que nos toca compartir a este poeta:

No dejes, querido amigo, al tiempo -ese ilusorio accidente- el balance último de tu destino, o la puntual explicación de tus desconciertos. Más bien, acude al aroma o a la melodía que te llega sin pedirte permiso, para acariciar la dorada cabellera de tu alma. Confía a la avidez de tu piel la prédica sin solemnidades de la vida, deja que palpite en tus venas el caliente vino de la libertad. Entonces, abre tus ojos... Para contemplar esto que Alguien preparó
para tí, para la luminosa residencia de tu espíritu. O que tú mismo has preparado para eso, poco importa. Abre otra vez tu ojos y contémplate en esos otros, que también te anhelan...
Tú, que tienes la llave de todos los misterios, no dejes a tus angustias el formular preguntas. Levántate de eso y hazlas tú, aunque sepas las respuestas, aunque sólo sea para solazarte en la maravilla de los universos que habitas. No otra cosa es Amar, y tú lo sabes.
El Cosmos, poeta amigo, cabe absolutamente en la redondez total de una minúscula gota de rocío, eso que acaso, alguna vez, fue lágrima.
Olvídalo, si quieres; también puedes ser insensato. Sea como fuere, tus amigos te estaremos aguardando, con este mismo abrazo.

Carlos McGough, el yorugua anexo"



Querido hermano, poeta eterno en las partituras de la música que guía mi alma. Hago éste, mi último envío, en frase que desgarra hasta el aliento. Te llevo y me llevas, nos llevamos puestos. Mientras caiga tinta de esta pluma peregrina, habrás de vivir por siempre, en cada gota, en cada esquirla. En mis batallas tu bandera; y en mis besos el aroma de tu sonrisa. Y cuando de callar toque la quena, beberemos almas andadas en copas de serranías. Habremos de andar, más que lo andado y tanto que amar, más que lo amado. Adiós hermano, siempre delante de mis pasos, preparando el lecho donde descansarán las almas cansadas. En la próxima parada, beberemos compartiendo los trazos, de las viejas andadas.

Tu hermano eterno

Marzio Girola
 

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