Tener los conocimientos necesarios para ejercer alguna profesión es una cosa, si se quiere hasta fácil, para aquellos que cuentan con los recursos para acceder a dicha información y cierta capacidad de retención intelectual. Ser capaz de ejercerla es otra historia, ya que esto que está tan en boca de todos, lo de las capacidades reducidas, no implica solamente aquellas discapacidades que están a simple vista o primer contacto personal…es difícil encontrar un ser humano que no tenga una discapacidad dentro del contexto de excelencia condicionada que pretende aplicar la cultura occidental. De lo que si estoy absolutamente seguro, es que por más que se tengan los conocimientos y la capacidad, si no hay vocación no hay excelencia ni realización personal, esto que conlleva al Ser una autoridad en algo…autoridad sobre ese algo no sobre el receptor de ese algo, no confundamos. Todo esto parece muy sencillo pero en realidad es muy complejo de analizar…se necesitaría un libro para ello. Haré el intento de reducirlo.
En una sociedad donde prima el tener y donde el principal
objetivo a tener es el dinero, la directriz la marca aquel que tenga el dinero
para dar y no una necesidad o interés personal. Esto que llaman mercado y que
se vislumbra únicamente en el sistema de consumo, en realidad está más
institucionalizado en el ser del individuo. No se hace lo que se quiere sino
aquello que da más rentabilidad. Es decir que cualquier ignorante puede tener
una profesión y cualquier discapacitado puede ser un profesional. Porque
solamente la vocación genera un auténtico ejecutor de la actividad a realizar
alcanzando a ser una autoridad en la materia. Pero esto está excluido del sistema
de mercado porque lo vocacional no funciona por la demanda, lo hace por el sentimiento. Este sentimiento,
sea tal vez el concepto más prostituido y condicionado de la actual generación.
Condicionado por lo panfletario, mercantilizado y hasta condicionado, genera
enormes vacíos existenciales en la población. Un ejemplo fácil de ver es que la
mayoría trabaja en aquello que no quiere hacer y tiene un "hobby" que
es una actividad que se realiza por placer en el tiempo libre. Un desquicio
absoluto para una sociedad que se considera inteligente. Y por supuesto, el
resultado es una constante insatisfacción personal y un sentimiento de pérdida
de tiempo cuando se actúa vocacionalmente.
Pareciera que para eso estuvieran las máquinas, pero se ha
conformado ésta nueva sociedad como un conjunto de seres-máquinas y ahora, que
las estamos haciendo con inteligencia artificial y con mantenimiento mínimo, no
podemos quejarnos cuando se nos deseche por obsoletos del mercado laboral. Y la
pregunta que nunca debió de aparecer aparece ¿Para qué servirá el ser Humano al
ser Humano en ese momento? La respuesta
es obvia y nadie quiere escribirla. La alternativa es también obvia y nadie
quieres aceptarla...estos parámetros se manejan únicamente en la cultura
occidental. Aquellas culturas que se consideran como inferiores,
subdesarrolladas, primitivas o ignorantes...van por caminos más ciertos y
universales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario