sábado, 21 de noviembre de 2015

De los robos

Recuerdo,
de los robos sufridos,
un padre quitado del tiempo
puesto a viento en quimeras.
Recuerdo el robo de la fe al Hombre,
pintado con sangre y desapariciones
por soldados que no mis soldados,
robaron el creer en los grandes,
por que yo aún chico,
pensaba en confiar, alguna vez.
Recuerdo el robo de la dignidad
a chasquidos y golpes,
gritos entre calles, vidrios y cascos,
Universidad y Biblioteca,
aceite y agua,
orín y vino,
que robaron a grietas el derecho a hablar,
pegando caña, montando equinos.
Recuerdo el robo a la fe,
de cuando Cristo bajó de la cruz
para devolver lo que había robado el obispo
y fue preso por vagabundo.
Recuerdo,
de los robos sufridos,
la novia aquella que se deslizaba entre mis manos
que aún perdían caricias por apresuradas manos,
que se llevó la adolescencia por ciegas manos,
y que aún hoy palpitan, al aire de su recuerdo, mis manos.
Recuerdo de los robos tantos
que ya ni cuento,
que solo espero
no más robado,
ahora que tengo
el recuerdo intacto,
detono palabras,
disparo cuadros,
y se distinguir
a los que no aman,
que no saben,
que solo matan,
que solo hieren,
que solo roban…
que no han podido
ni con mi alma,
ni con mi sueño,
ni con mi arte,
ni con mi mano,
que no han podido
ni con su arte,
ni con sus almas,
ni con sus sueños,
ni con sus manos,
ni así tan hondo
hayan enterrado,
en el intento
de ser olvidados.
De los robos todos
recuerdo,
el fallido intento,
de robar mis manos…

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