domingo, 17 de agosto de 2014

Sangraba la sal...

Y yo aún sangraba
la sal de su sonrisa
que se adentraba
a carne viva
por el carril de mis recuerdos.

Hermané vidas con el dolor,
con la sola intención
de no perder su presencia,
en su habitad única
que conforma mi memoria.

Y así,
lo que para muchos es dolor,
en mi es fuente de alegría,
motivo de sonreír
desde la misma hoguera

Y es que,
mientras se ejecutaba la hipocresía…

yo aún sangraba
la sal de su sonrisa,
que se adentraba
a carne viva
por el carril de mis recuerdos.

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