Ya con la Tierra viuda
desde el epicentro mismo
donde se impugna la duda,
de cuando la luz te ciega
o te engulle el abismo…
allí, en el borde mismo,
donde enajeno la pena
de ser luz o averno,
ya tan solo como duda
protagonizo mi invierno.
Anclo la mano a tu cabello
para asir mi pensamiento
que huye sediento
del hediondo aliento
que de pandemia agitan
las fauces de los hambrientos.
La pobreza claudica ente la demencia
y se hace vieja ramera
de historias sabidas…
la eterna dependencia
del infaltable combustible
para los candelabros de Buckingham.
El arte cojea para no acusar lentitud
y se relame entre la multitud
para canjearse por canicas,
los Salieri brindan a la salud…
ya no hay bienales para Guernicas.
Ya con la Tierra viuda
desde el epicentro mismo
donde se impugna la duda,
de cuando la luz te ciega
o te engulle el abismo…
allí, en el borde mismo,
donde enajeno la pena
de ser luz o averno,
ya tan solo como duda
protagonizo mi invierno.
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