Si gustas… puedes detenerte un poco a pensar. A ser
dolorosamente objetivo y no placenteramente benévolo o complaciente. Y al
pensar utiliza el alma, tu instinto. Cree en ti mismo, en lo que sientes y deduces. Duda de todo
aquello que no sonría o llore. De lo que no sufra más aún duda…que solo un
ignorante consolidado puede no sufrir en estos días. Aprenderás a llevar la
esperanza en una canasta para compartir con los más ingenuos, aquellos que
necesitan creer en algún mañana para aferrarse a un hoy que les duele, que
necesitan de alguno más para alcanzar aquello que llaman fe y proseguir. No te
creas aquello de que llevarás algo para los débiles porque eres más fuerte...
la fortaleza es un juego de niños que se dejó olvidado en la plaza de las
circunstancias, de cuando tuviste que decidir con tan solo dos opciones en un
campo de batalla o en la más absurda de las situaciones. Piensa con amabilidad
y dulzura, sabiéndote el más indicado para dudar y el menos indicado para
deducir…simplemente lee la vida sin interpretarla, que el conocimiento real
está allí, debajo de una hoja seca, una sombra que se estira al viento o tan
solo una palabra… Detente a pensar, detén eso que llamas tiempo, que te
vendieron como importante y es tan solo una distracción. Hazlo con tan solo una
pregunta ¿Qué quiero?... y piensa… no dejes que te digan que pierdes el
tiempo…porque quien pierde tiempo recupera espacio. Y ama, ama lo vivo, que
como decía Borges: no hay nada más triste y frustrante que el amor a las cosas,
porque las cosas, nunca llegarán a amarte… Si gustas… puedes detenerte y pensar
un poco...