domingo, 15 de marzo de 2009

Al Raulengo Rivarola

Cuando se trate de hablar
del caminante peregrino
recuerde siempre q'uel camino
es p'al que viene y p'al que va.

Que también se ha de encontrar con aquel que se quede,
y que de andar no puede por que le pesa su historial...
A ese déjelo pastar en sus praderas alambradas
en donde él sabe no entra nada, ni de él nada saldrá.

No intente de liberar
al preso por sus miedos,
ese no está obligao a estar
ni usted tampoco compañero.

Añuda espera q'el camino lo lleve a alguna parte,
muchas veces no hay delante árbol donde sombrear.
Es cuando hay que apechugar y administrar bien la cantimplora,
cuando la mano cebadora aparece pa encarcelar.

Que si no tiene, no pida,
que le den lo que pueda dar,
no sobrecargue sus pasos
q'el barro lo engullirá.

Llegar no es el motivo, es el destino el andar,
que la Tierra se parió redonda pa que no tenga que recular.
Y recuerde siempre al alma, antes que al cuerpo pucherear,
que mata más la ignorancia, que el no tener pa morfar.

Y no crea lo que le digo, dicen o dirán,
dibuje su verdad con propia letra mi amigo,
que no hay verdá que se haya escribido
sin interés del q'está detrás.

Y cuando a callar lo manden.., haga caso al susodicho,
no muera por el capricho de al sordo intentar hablarle.
El mundo es el que es y no será el que usted ha querido,
de sabio es tolerar y saber cuando se es oído.

Paro aquí con el antojo
de al Raulengo dedicarle
cuartetas añorables
de domingo mañanero.

Disculpe amigo sincero si trae el mate amorralado,
recuerdos de algún hermano que se ha sembrao en el camino,
y que trae a remolinos versos acompasados
de sentimientos bordados, juntos...en rueda de amigos.