sábado, 8 de noviembre de 2014

Hoy canto al fagot

Hoy canto al fagot
y su extraño susurro.
A lo desconocido
y su extraña fascinación.
Me paseo en la extensión de tu pupila
y deslizo mi aliento entre tu falda.
Hoy me cuelgo de mi vieja cometa
y cabalgo un unicornio a pelo.
Duermo dentro de una pompa de jabón
y estornudo chispas de centellas.
Hoy transformo mi locura en tu silencio,
escribo sin los lentes de siempre
y no reviso los tiempos del ajuste.
Hoy te envolví en sueños
y me recosté a respirar tu cabellera.
Hoy navego la verdad que venero
y aparco el cotidiano sueño,
hasta el alba …
que lejos aún,
amenaza con iniciar otro día.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Una vez todas las veces

Una vez sufrí al ver llover,
cuando fueron tus lagrimas
el temporal aquel.
Una vez temblé
ante la estridencia,
cuando tu dolor aquel grito.
Una vez temí,
cuando parió vacío,
tu pronta partida.
Una vez pinté esperanzas,
de cuando tu boca
salpicaba mañanas…
Una vez,
de cada una vez contigo,
la totalidad de mi existencia.

El amor es un arriero

El amor es un arriero, dijo Marco. Un arriero de paso igual que nosotros… de paso con cada uno de nosotros. Trenzado al camino carga con todo aquello que por nuestra cuenta, no vemos. Carga rápido y anda lento, muchas veces cuesta entenderlo. Hay quienes nunca llegan a comprenderlo y le imputan al viejo las frustraciones del cuerpo, la falta de amor propio, la avaricia y el miedo. Lo confunden con la felicidad, la alegría y el placer. Lo creen todo ello junto. Le quieren hacer creer que va pasado de peso, sufriendo por tanta carga o deshaciendo su espalda por cargar con todo eso que genera el amor.
A medida que vas creciendo, vas por viejo, conversando con el viejo… lo descubres, te entiendes con el y lo escuchas. Te cuenta todo lo que ha ido encontrando y que tu no has visto y de cuantas veces no lo has escuchado antes. Estabas aturdido por el miedo al tiempo, el consumo de tu cuerpo, el confort y la comodidad de lo instituido.
El amor va arreando la vida hacia el tamiz de la dignidad. Hay que ser digno a vivir, digno a andar y digno, a que el viejo te siga a pesar de todo. No por solo quererlo el viejo andará contigo; si andas con paraguas no te mojará la lluvia, y dentro de un coche menos, así solo verás llover. Nunca sabrás lo que es una lluvia.
El amor es un arriero, dijo Marco. Dejó el antiguo álbum de fotos sobre la mesa y salió a mimar a la luna, que lo esperaba charlando con el viejo…