Ya poco queda de esta obra.
Ya cada vez más poco.
Así y todo…pareciera siempre comenzar…
por alzar el telón…iniciarse.
Así la cordura de saberme efímero,
transitorio, transeúnte…
y así la inconciencia
que prevalece
ante destellos aislados de saberme
de paso…
¿Y qué decirle al tiempo
estampado en sillas de escritorio,
a las brisas no bebidas,
a los barros no amasados?
¿Qué diré el día último,
si de saberme llego,
viajero sin regreso?
Quién sabe, tal vez,
sea tal solo otro cuento
que deje bajo alguna mesa
nadando en una marca de vaso,
de esas que sella el agua,
sobre la madera corroída…
de una de las tantas tablas
de mi andar
ya olvidadas…
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